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Jardines y parques públicos urbanos: una necesidad no resuelta




© Foto Cégé: Parque Cerro San Cristóbal - Santiago
Los jardines integran la estructura de nuestras ciudades. En el pasado sin embargo fueron asociados exclusivamente al espacio privado de acaudalados propietarios. Los jardines públicos tal como los concebimos en la actualidad, responden a una evolución histórica más reciente, a la necesidad creciente de la población por resolver problemas medioambientales y de salud. Un lugar de encuentro comunitario que asegura la presencia de la naturaleza en el medio urbano.

En la antigüedad formaron parte de residencias y templos de diversas culturas. Aparecen claramente retratados en las tumbas faraónicas y en los patios de las casas griegas y romanas. Durante la edad media, también están presentes en los claustros y en las residencias pertenecientes a la nobleza. Posteriormente, marcados por cambios sociales y cánones estéticos, evolucionan para ganar espacio en las cortes reales y en los hogares de la aristocracia
...ya no es posible entender el urbanismo... sin el objetivo de abrir, sanear la ciudad y aportar pulmones a su estructura

Salud, jardines y parque públicos

La idea de dotar a la ciudad de jardines, parques y espacios libres viene de la mano del “movimiento higienista” del siglo XIX. Existen precedentes del movimiento ilustrado que incentiva el cultivo de árboles en caminos inmediatos a la ciudad o a sus murallas. Dichos espacios se convirtieron más tarde en importantes lugares de encuentro y de relación social, conocidos como “paseos o alamedas".

La industrialización y el crecimiento de la población urbana del 1800, creó serios problemas medioambientales y de salud en la ciudad. Sus habitantes vivían en condiciones precarias e insalubres. Ante ello, el “higienismo” proclamó la necesidad de crear espacios saneados -ventilados, luminosos y soleados- y hábitos de higiene privada y pública para asegurar la salud de la comunidad.

Diversos estudios de la época (topografías médicas) retratan las duras condiciones de vida en las zonas urbanas. Ante los devastadores efectos de las epidemias, el alto índice de mortandad infantil y la baja esperanza de vida, este movimiento intelectual y científico contó con el apoyo de las administraciones locales.
En Europa, la adquisición de nuevos terrenos para la ciudad producto del derribo de murallas y las desamortizaciones durante el siglo XIX, permitió aprovechar los jardines ya existentes en palacios y edificios religiosos, así como también construir nuevos espacios públicos arbolados o ajardinados. En Barcelona por ejemplo, el derrumbe de parte de la muralla medieval (iniciado en 1704) dio paso a La Rambla, urbanización tipo paseo arbolado por la antigua riera inmediata a la segunda muralla. La desamortización de la Iglesia y del Convento de los Capuchinos (1848) permitió por su parte la creación de la Plaza Real.

Sin lugar a dudas, el paso definitivo para sellar los jardines y parques como parte de la ciudad se dio con el diseño de los ensanches de las atiborradas ciudades industriales.

A partir de ese momento, ya no es posible entender el urbanismo, con sus amplios trazados o con sus grandes reformas urbanas, sin este objetivo de abrir, sanear la ciudad y aportar pulmones a su estructura.
El S.XX se caracteriza por actuaciones en grandes espacios urbanizados que se "reciclan" para convertirse en áreas verdes.

La Planificación de áreas verdes

Barcelona del siglo XIX -que aún se hallaba dentro de sus murallas medievales- fue retratada por el urbanista e ingeniero Ildefons Cerdá. En repuesta a las urgentes necesidades de crecimiento y saneamiento, Cerdá propone el ensanche de la ciudad (tejido urbano de retícula ortogonal con manzanas edificadas en su perímetro y ajardinadas en su interior, además de grandes parques urbanos).

Bajo la misma lógica, otras ciudades industriales adquieren terrenos para crear grandes parques públicos, tales como el parque “Bois de la Cambre” de Bruselas, en 1862 con 123 hectáreas; o el “Central Park” de Nueva York, inaugurado en 1873, con 320 hectáreas.
© Foto M.Tapia: Bois de la Cambre, Bruselas



Las Exposiciones Internacionales también impulsaron la urbanizaron y diseño de grandes zonas verdes. En Barcelona, la Exposición Universal de 1888 permitió la creación del Parque La Ciutadella; mientras que la Exposición Internacional de 1929, permitió la urbanización del monte inmediato a la ciudad: el Montjüic.
En Santiago de Chile por su parte, es posible encontrar esta evolución en 1820 con la creación del paseo de la Alameda de las Delicias (hoy Av. Libertador General Bernardo O’Higgins) y en 1872 con el inicio de la urbanización del Cerro Santa Lucía en medio de la trama urbana. A su vez, la Exposición Internacional de 1875, dejó como herencia para la ciudad el parque de la Quinta Normal.

Durante el siglo XX, las administraciones locales continúan la adquisición de jardines privados - hoy de uso público-, así como con la planificación de nuevos espacios en la ciudad, introduciéndose con fuerza la idea de sistemas de áreas verdes.

El concepto de ciudad jardín es otra de las diversas respuestas que se dieron a la dicotomía de la vida en ciudad y los beneficios de la vida en entornos más naturales.

También recogieron esta problemática los arquitectos y urbanistas del Movimiento Moderno, liderados por el arquitecto suizo Le Corbusier, los cuales formularon ciudades edificadas en alta densidad sobre el nivel del terreno, para dejar un continuo de áreas verdes. Algunos de los pioneros en la planificación con menor impacto en los espacios naturales y de menor escala en la ciudad son W. Whyte, Philip Lewis y Mc Harg.

Las intervenciones desde finales del siglo XX se caracterizan por actuaciones en grandes espacios urbanizados que se "reciclan" para convertirse en área verdes: vías férreas, zonas industriales, la recuperación de bordes marítimos y riberas de ríos.

La reivindicación por crear y proteger áreas verdes, ha dado pie a la aparición de movimientos y asociaciones en defensa de los espacios públicos

Jardines públicos y reivindicación ciudadana

El espacio público del siglo XXI es el heredero de estos movimientos culturales que lograron introducir la necesidad de áreas libres con vegetación que aliviase los problemas ambientales y sirviera de confort psicosocial a sus habitantes, además de embellecer su estructura. Hoy, el concepto de "área verde" forma parte del diseño de la ciudad.

Actualmente, si bien existen consciencia, políticas y normativas que regulan la presencia de áreas verdes en las ciudades, muchas veces no logran responder a las necesidades de la población, convirtiéndose en una causa de reivindicación y defensa por parte de la ciudadanía.

La reivindicación de creación y protección de espacios verdes, ha dado pie a la aparición de movimientos vecinales importantes y numerosas asociaciones en defensa de
los espacios públicos ("Forat de vergonya" en Barcelona, "Moregardens" en Nueva York). Un referente ineludible son las realizaciones en más de 2500 comunidades y 40 países de "Project for Public Spaces", una asociación sin fines de lucro nacida en Estados Unidos, que desde los años 70 trabaja en la planificación para espacios públicos. También nacen numerosos grupos activistas, algunos de ellos con propuestas que nos llevan a reflexionar, tales como "Guerrilla Gardening", movimiento de micro intervención de espacios baldíos en diversos puntos de Europa y América.    

La aspiración a una ciudad con mayor calidad ambiental y de vida sigue sin resolverse y es allí donde los jardines no sólo cubren funciones estéticas y recreativas, sino también ambientales, de preservación de la biodiversidad, de salud y de integración social. ΗÄ

Maricarmen Tapia Gómez
Arquitecta Urbanista. 
Consultora Kronos Patrimonio.


Enlaces:
“Project for Public Spaces”, Nueva York
"Guerrilla gardening.org", Londres:
“Forat de la Vergonya”, Barcelona
"More gardens!", Nueva York

Para bibliografía completa haga click en

1 comentarios:

Carolina Sánchez dijo...

gracias por este magnífico articulo!

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