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Tendencias: los restos del desarrollo




© Foto: Archivo Huemul
¿Cómo responder a las necesidades del presente, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras a satisfacer sus propias necesidades? Es la pregunta que nos hacemos desde el momento en que el concepto «desarrollo sustentable» nos interpela.

Éste nos indica que todo plan económico responsable de las consecuencias generadas por el crecimiento a largo plazo, debe considerar cuatro pilares: protección ambiental, justicia social, eficiencia económica y opinión ciudadana en la toma de decisiones. Somos llamados a participar vía consultas públicas, comités de discusión, entre otros.

Pero ¿cómo incidir desde nuestro cotidiano? ¿Cómo “motivar” a quienes toman las decisiones políticas de nuestro legítimo derecho a beneficiarnos del desarrollo?

Desde nuestros hogares, cada decisión de consumo tiene efectos fuera de casa. Ellas movilizan recursos, industria, trabajo. Y abrir la vía a nuevas opciones, es también una forma de participación. Preferir por ejemplo bolsas reutilizables o pilas recargables en lugar de desechables, no son elecciones anodinas. Todas generan consecuencias en el presente y el futuro, en el micro y en el macro espacio.

Uno de los resultados tangibles de nuestras decisiones diarias, lo observamos en el tarro de basura. La generación de restos domiciliarios reflejan nuestro modo de vida. En cuanto consumidores, importantes o modestos, somos todos GRANDES productores de desechos.


Aumento de residuos domiciliarios



La basura que recogen los camiones municipales (residuos domiciliarios y asimilados), aumentan de manera exponencial en el mundo, sobretodo en los países industrializados. Así, mientras Estados Unidos produce cerca de 700 kg por habitante en un año (kg/hab/año), un país de baja industrialización no alcanza los 200 kg.(link cifras)

En los Estados miembros de la OCDE -Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico- cada habitante generó en promedio 560 kg de basura durante el año 2007. Chile por su parte, miembro de dicho organismo desde el año 2010, llegó a producir 384 kg/hab el 2009 (1,05 kg de basura diara por persona), mientras que en el 2000 la cifra fue de 326 kg/hab/año.(estadísticas basura ocde )

La Unión Europea también incrementó sus residuos. De 460 kg/hab/año en 1995 pasó a 513 kg/hab/año el 2009, indica el servicio de estadísticas europeas Eurostat. Para el año 2020, la UE podría generar 50% más de desechos que los registrados durante 1995.(estadísticas Eurostat)

Estas cifras indican que el desarrollo, los modos de consumo y el estilo de vida, inciden directamente en la cantidad de basura producida a diario.

A su vez, cada pedazo de papel, saco plástico o pila utilizada, responde a la lógica de las ciencias que afirma que nada se crea ni desaparece, todo se transforma. El residuo se vuelve así herencia para el mañana. Es nuestra huella, la que recordará a las generaciones futuras que por aquí pasamos.



Desmaterialización y Bio-economía


Frente a esta realidad, se puede afirmar entonces que el mejor desecho es aquel que no se genera. Este principio se sitúa a la base del concepto de la “desmaterialización”, medida de prevención que implica una reducción de la basura desde su « fuente », desde su concepción u origen (limitar insumos de producción, reemplazar productos por servicios inmateriales -servicios virtuales-).

Esta sostiene que al disminuir el uso de materiales (menos papel, menos plástico por ejemplo), el volumen de desechos generados también retrocede. Busca en síntesis asegurar el nivel de vida y el bienestar humano, con menos materia prima.

Para ACR+ (Asociación de Ciudades y Regiones para el Reciclaje y la Gestión Sostenible de los Recursos), “la prevención de residuos al origen está estrechamente relacionada a la optimización de los procesos de fabricación y al cambio de comportamiento de los consumidores, por lo tanto, a la producción y al consumo sostenible”. “Evitar”, “reducir” y “reutilizar” son los conceptos que asegurarían un retroceso en la generación de desechos.(ACR+)

Otras tendencias sin embargo, buscan resolver problemas particulares tales como el aumento de basura en el mundo, a través de un cambio global de modelo. Se trata del llamado “decrecimiento” (“décroissance”).


Referencias:
Primer reporte del manejo de residuos sólidos en Chile-2010
Asociaciones de ciudades y regiones por el reciclaje ACR+
Informe desechos municipales OCDE
Le monde diplomatique






Frente a ello, surgen diversas preguntas: ¿Nos deshacemos de los desechos o bien los reutilizamos? ¿De qué manera fueron ellos producidos y con qué recursos?¿Cuánto de todo lo adquirido, realmente necesitamos?.

La basura, esa cosa que molesta y quita espacio, puede sin duda ser revalorada. Mientras por una parte es posible una reutilización directa; por la otra, procesos de transformación la convierten en materia prima destinada a la fabricación de nuevos productos.

Sin reutilización en cambio, cada residuo podría transformarse en humo cargado de dioxinas, plomo, furano, monoxydo de carbono, gases que son liberados durante la incineración pese a tratamientos químicos y técnicos destinados a limitar las emanaciones. Es lo que sucede en diversos países industrializados que utilizan dicho método para eliminar sus desechos (Europa, Estados Unidos, por ejemplo). El 90 % del volumen de residuos quemados, se transforma en humo, mientras que el resto se vuelve polvo tóxico cargado de metales pesados, altamente nocivos para la salud y el medioambiente.

Recientes estudios epidemiológicos realizados en Francia, demuestran que la población expuesta durante un periodo constante de tiempo a las emanaciones de gases de las industrias de incineración de basuras hogareñas, desarrollan diferentes tipos de cáncer, incluso luego de un periodo de 10 a 15 años de latencia. (Instituto de Vigilancia Sanitaria de Francia, 2008: ver link )






Nueva filosofía sustentada por economistas y medioambientalistas llamados "objetores de crecimiento", propone una disminución del consumo y la producción a fin de preservar los recursos naturales y la existencia humana. Se opone al desarrollo económico infinito. Pregona una reducción del ritmo de crecimiento en los países industrializados y una transformación estructural, cuestionamiento directo a las actuales formas de producción. (publicación libro)

Fuertemente criticada por los defensores del crecimiento, ésta es concebida como una bio-economía que privilegia índices alternativos al PIB (producto interno bruto) y que se haría cargo de aspectos tales como el bienestar de las población, la salud de los ecosistemas y el equilibrio climático.

Ante la búsqueda por responder a las necesidades del presente sin comprometer a las generaciones futuras, surge la pregunta respecto a nuestra real disposición a cambiar hábitos de consumo y sobretodo respecto al tipo de desarrollo y crecimiento económico al que aspiramos.

¿Hasta dónde podemos llegar y cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar? Lo cierto es que frente a una hermosa vitrina iluminada, puede planear silenciosa esa basura repleta de nuestros restos cotidianos... los que nos acompañan día a día, paso a paso.






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